He dormido un mes y medio con un muerto.



No, no se trata de mi ex con su carácter agriado y su pasajera pero permanente hostilidad a darle al cuerpo; a él todo el morbo en la palabra. Es mi vecino.

Antes de contar lo sucedido pienso en mis compañeras de trabajo en el Invifas, a la altura de las torres gemelas en el Paseo de la Castellana. Las chicas pegadas a la pantalla, en otro capitulo de esta telenovela que dicen me llevaría a la fama. Todo lo que por ahí se pierda me cae encima.

Breve recapitulativo y muerte en si.

Regresé el 10 de enero a Le Havre, el día después que nevó en Madrid a blanquear la ciudad y desde entonces silencio. La pared de mi cuarto da al cuarto,- estudio es como llaman a los apartamentitos-, de este señor gordito, con bastón, atizado por el vino, quien consideraba una obligación pedirme una moneda, azúcar, agua, leche o criticar las esculturas del corredor que compartimos. Cuestión de que quede claro, quien es quien, y el territorio de donde se viene.

El venía de la calle y el Estado francés le dio un techo. No recordaba el último año en que vivió en una casa, quizás en la infancia lejana y son rudos los inviernos.

Desde que llegué ni una voz, nadie maldecía a las sillas o tiraba el vaso, no tenía eco y comencé a preguntar por su suerte. Un mes y medio pregunta y protesta con la guardiana del edificio, señor, que pasaron hasta las fiestas donde estamos censados compartir saludos.

Hasta la noche de ayer domingo que pasé del desvelo a los escalofríos y sensaciones extrañas, a lo cual mi negrita, la gata Mimi se sumaba con los pelos paraos, lo que me era de poca ayuda.

Esta mañana vino la policía, el cerrajero, el notario publico, y la asistente social . La calle repleta de curiosos. Abrieron la puerta con gran ruido y lo encontraron muerto, por lo menos desde fines de octubre. No había olor en el pasillo, pues hace demasiado frío y las casas están “hermetizadas”.

Recogieron los restos en un saco negro, plástico, como los de basura y se lo llevaron en un camión blanco y fue entonces que comenzó el tufillo, más bien una picazón en la nariz y en los ojos y un desconsuelo indefinible del aire, soportable eso sí, pero perenne. Parece que quiere despedirse del olvido. El que nunca tuvo casa, no quiere abandonar su techo, ni que le molesten el gran sueño.

No, nunca tuvo nombre, solo "Monsieur" y un raro apellido.

Heme aquí poniendo vela e incienso. Compré albahaca y ron blanco para despojarme. He dormido todo este tiempo al lado de un muerto, pared fina contra pared, sin saberlo. Una estrecha capa de cemento te divide, mientras se este de este lado lo cuento, pero no me extraña que hoy vele, tenga deseos de meter al primero que pase en mi cama , ni que desafine.


Commentaires

Anonyme a dit…
Mira, que tu vida aqui parecia una telenovela, pero continúa por lo que parece.
Cuanto echaba en falta esa forma tuya de ante los momentos tragicos darle ese punto de normalidad, y de coraje cuando a cualquiera se nos prondrían los pelos como escarpias(aunque tu digas que los se te ponen paraos), lo que se nos paraliza a los demas es el resto del cuerpo de sólo pensarlo. Gracias por la valentia con que enfrentas las situaciones limites.

Besos

Tete
Anonyme a dit…
Quizas lo mato tu presencia.
Anonyme a dit…
Marga, creo que es otro gesto del punto y aparte en tu vida, dejar atras lo que no te vale y continuar luchando por con lo que en verdad te importa e interesa ( no pienses que pudiste hacer más hiciste lo que estaba en tu mano).
La alegría de la vida se impone a la miseria de la muerte, con ese don de creatividad que llevas dentro ( en otros las miserias humanas hace que se pudran por dentro y por fuera) tu en cambio surges con un despertar más intimo, más creativo, más humano, espero que seas capaz de ver tu étapa.(azul, rosa amarilla, verde...).
Besos
Anonyme a dit…
Anonyme del
24 février 2009 18:20:00 CET
No, lo mato la mala leche de personas que conoces en tu ascendencia.

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