ya viene con los ojos tristes



Cuando nació Blythe, en 1972, con su enorme cabeza y los pelos de colores psicodélicos , yo andaba por Cuba, donde no imaginaba que existía "la moda del juguete", o el "juguete favorito del año". Confieso que vi su foto, con sus enormes ojos azules, tristes, en una revista y comencé a buscarla por toda Europa. Había desaparecido, los nenes de aquella época no la aceptaron, les daba miedo.

Nunca he tenido una, y mi hija ya creció, así que la compraré a titulo personal, la tendré un rato y la enviaré a la familia en la isla. Dicen que sus ojos cambian de color si tiras de una cuerda que tiene en la espalda y que su destino cambió en 1999 cuando la fotógrafa Gina Garan quien las colecciona, tiene más de mil piezas, se retrato con ella.

En internet, es la muñeca mas buscada actualmente. Será que nos hemos convertido en mas cabezones, mas alocados y abiertos , y los ojos de la humanidad siguen mirando y acumulando penas ?




Muchos artistas e intelectuales han volcado en las muñecas su devoción. René Descartes construyó una autómata cuando su hija ilegítima falleció a los cinco años, a la que llamaba “mi hija Francine” y que le acompañaba en sus viajes.

También Kokoschka encargó una muñeca de Alma Mahler cuando acabó su relación con el matrimonio de ésta y Walter Gropius. Dicen que estaba muy decepcionado pues el artesano de Berlín que la construyó no había podido reproducir su piel, ni los ínfimos detalles que había sugerido en cientos de fotos.



En el arte outsider me llamó la atención Katharina Detzel, quien tras sabotear las vías de un tren, en 1907, fue internada en un asilo, donde dedicó su tiempo a denunciar los malos tratos que recibían los pacientes. Siempre castigada por su comportamiento, fabricó un muñeco de proporciones humanas con cuerdas y tela de su propio colchón. Dicen que representaba a los doctores, y que ella lo utilizaba como saco de boxeo, para descargar su ira.

¿Cuantas no haríamos lo mismo, con los malos amantes?

De muñecas articuladas, de goma y de brujería todos conocemos; de aquellas redonditas con los pelos duros casi todas las nenas cubanas tuvimos una, alguien sabe como se llamaban?

Anoche, recorriendo la calle central de mi ciudad, -como se acerca el fin de año, y vendrá otra época de regalos-, encontré cinco muñecas abandonadas en la basura. Las recogí y recosté sobre una manta. Las protegí de este invierno que comienza, y me he quedado muy desconcertada, no me acostumbraré nunca a ese desprendimiento europeo de lo viejo, lo que ha servido, lo que no esta a la moda. Pero no puedo llevármelas a casa, ya he crecido, y las muñecas usadas me dan “yuyo”, tienen la imprenta de sus dueños, de otros destinos.

Esta mañana sigo pensando que he sido cruel…


Viejas muñecas, aqui

Commentaires

Karin Aldrey a dit…
Amiga mía, aunque parezca siniestro y se escuche inverosímil, cuando niña enterraba a las muñecas en el patio trasero de mi casa en cuanto me las regalaban, y les ponía una crucecita encima que hacía con ramitas del cerezo, me daban miedo esos ojos quietos, vidriosos y sin expresión, los artificios, las cintas inútiles, sin objetivo, y si hablaban me madaba a correr, no se por qué tenía esa fobia por las muñecas, especialmente las de plástico y pelos de nylon, en fin que las sentía frívolas y vacías. Como el personaje de Martí, la única muñeca aceptada en mi universo era una negrita de trapo (qué niño cubano no la tenía?) con mirada dulce y boca asombrada, y claro está, los ositos y toda clase de bicho de peluche.
Siento que estés sin compu, investigaré para ver si hay alguna disponible por alguna parte, vamos a ver qué se puede hacer.
Un fuerte abrazo y feliz otoño!

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