cuando hay, hay y provoca ayayayay



¡Qué bárbaro!
ANDRÉS NEUMAN 25/09/2010

Extractos del debate entre el legendario escritor argentino Jorge Luis Borges y el lamentable novelista austroamericano Edgar Franz Milton, en el transcurso de una mesa redonda celebrada en la Universidad de Ginebra, el 28 de enero de 1986).

(...)

Moderadora. Entonces empecemos por el principio, si les parece.

Jorge Luis Borges. Es lo clásico.

Edgar Franz Milton. Es lo aburrido.

M. Repasemos brevemente el canon de la literatura argentina.

EFM. ¿Canon? Querrá decir oligarquía.

JLB. No se ponga ideológico, Milton. Los estudiantes van a quererlo igual.

M. Por ejemplo, ¿qué opinión les merece El matadero de Esteban Echeverría?

JLB. Tiene menos adjetivos que sus contemporáneos.

EFM. Me gusta su violencia.

M. Y sería, digamos, el primer cuento realista, ¿no?

JLB. Con todos mis respetos, El matadero me parece un poco largo para ser un cuento. Y demasiado didáctico para ser realista.

EFM. Cierto, la realidad no dice moralejas. Es más cruda que la carne del matadero.

JLB. La intención de Echeverría era loable. Caudillos hemos tenido unos cuantos en nuestra historia.

EFM. En Argentina los conflictos históricos tienen más prestigio que los buenos escritores. Usted es una excepción, Borges.

JLB. Le agradezco el malentendido, Milton.


(...)


M. ¿Y Sarmiento?

JLB. Algún poema le he dedicado, me imagino que torpe. Y no le dediqué también una novela, porque él ya había escrito el Facundo y hubiera sido redundante. Así que me limité al cuento.

EFM. Sarmiento era un hombre polémico. O sea, honesto. O sea, fanático.

JLB. ¿Lo dice por simpatía o narcisismo, Milton?

EFM. ¿Cuál es la diferencia?

M. Me interesaría saber si, de algún modo, consideran vigente la gran dicotomía sarmientista, civilización y barbarie.

EFM. Y una mierda. La barbarie es la base de lo que llamamos civilización. Es barbarie contra barbarie. Y gana la más bárbara. Eso es civilizar.

JLB. No hace falta decir mierda para declararse bárbaro, Milton.


(...)


JLB. No, Güiraldes no retrató a los gauchos. En realidad retrató a la gente de la capital. La que leía su libro. La que nunca había estado en la Pampa.

EFM. Don Segundo Sombra es una obra maestra del humor. Y hasta usted tuvo su sarampión criollo.

JLB. Tampoco subestimemos a la gauchesca. Al fin y al cabo es la única épica que se nos ocurrió a los argentinos, que somos más propensos a las desgracias que a las proezas.

EFM. La épica es salvaje, Borges. Como los indios en el Martín Fierro. Si en ese libro los indios fueran más simpáticos, toda la historia de la literatura argentina habría cambiado. A lo mejor usted hoy sería un pornógrafo.

JLB. Milton, lo pornográfico es hacerse el gracioso.


(...)


M. Y de esa generación, la de los años veinte, ¿a quién prefieren?

EFM. Yo, a Walsh. Siempre hablando de frente.

JLB. O mejor Di Benedetto. Con esa prosa como de perfil.

M. Uno asesinado y el otro, casi. ¿Cómo afectó la dictadura al lenguaje literario?

JLB. Al lenguaje en concreto, no sé. Supongo que afectó más a la vida de los escritores. Yo mucho no me di cuenta.

EFM. Borges, y cuando fue a cenar con Sabato y Videla, ¿tampoco se dio cuenta? ¿O prefiere que hablemos de la Islandia medieval?

JLB. De pronto parece Cortázar, Milton. Qué pena que Cortázar escribiera artículos. Y qué lindos sus cuentos. En Islandia también se mató a mucha gente. Su poesía lo cuenta con toda sinceridad. ¿Usted lee poesía? Mejor no me conteste.

M. Bien. Hablemos de poesía, entonces.

EFM. Si no queda otro remedio.


(...)


M. En ese tiempo también estaban los ultraístas moderados, como Carlos Mastronardi.

EFM. No se puede ser ultraísta y moderado.

JLB. No se puede ser ultraísta. Quise mucho a Mastronardi.

EFM. Pero usted, Borges, lo fue. Y escribió los Salmos rojos.

JLB. Lamento su memoria. Me equivoqué de colores. Ahora soy ciego y veo mejor.

M. ¿Y la poesía popular?

JLB. ¿Además de Carriego y la milonga? Está difícil, ¿no?

EFM. A mí me gusta González Tuñón.

JLB. Mis amigos y yo dejamos de gustarle a él. Tuñón tenía un poema titulado El poeta murió al amanecer. Lástima que él no madrugara tanto.

EFM. Dígame, Borges, ¿por qué escribe sonetos? ¿No le parece anticuado?

JLB. Lo anticuado, Milton, es que un poeta crea que inventa formas nuevas. Esa ingenuidad data de finales del siglo 18. Por eso me gusta Lugones, supo sonar nuevo sin sacrificar la rima.

EFM. Para original, su amigo Macedonio Fernández, ¿no?

JLB. Es que, más que escribir, Macedonio insinuaba que podía hacerlo genialmente. Sus libros son una pequeña muestra de su obra secreta, esa que todos admirábamos sin haber leído. Ojalá sus conversaciones pudieran imprimirse.


(...)

M. Veo que no mencionan a mujeres.

JLB. Eh, bueno, está mi amiga Ocampo, ¿no? Que escribe unas crueldades muy inteligentes.

M. Y de las cuales se dijo que parecían escritas por un hombre, ¿se acuerda?

JLB. Comentario que usted, supongo, leyó como una mujer.

M. Hace 70 años, Alfonsina escribió: "La belleza es una forma y el óvulo, una idea".

JLB. El mal gusto de la Storni ya lo conocíamos. Se enamoró de Quiroga.

EFM. Quiroga escribía muy bien porque sabía escribir mal, como Arlt. Para mí la mejor era Pizarnik. Siempre me acuerdo de su verso "todo hace el amor con el silencio".

JLB. ¿Y se ejercita mucho en ese amor, Milton?

M. Otra notable es Olga Orozco. O María Luisa Bombal, que era medio argentina.

EFM. Como todo el mundo.

JLB. Creo que usted sabe más que yo de mujeres, señorita.

EFM. Eso, Borges, tampoco era difícil.


(...)


JLB. Adolfito escribe mejor que yo, pero nadie se da cuenta. Él tampoco.

EFM. Yo a Bioy Casares no lo he leído mucho. ¿Qué me recomienda?

JLB. Sin duda, El sueño de los héroes. Es como un libro mío que se le ocurrió a él.

EFM. Eso parece una teoría suya que se le hubiera ocurrido a Piglia.

M. A propósito, ¿Respiración artificial es la gran novela argentina de la década?

JLB. Si fuera una novela, puede ser. A mí me la leyeron, me pareció admirable.

EFM. Creo que a Piglia le pasa como a usted, Borges: es un poeta disfrazado de ensayista disfrazado de narrador.

JLB. Ojalá yo fuera poeta.


(...)


EFM. Le voy a confesar algo, Borges. Mi abuela se exilió en Buenos Aires a principios de siglo.

JLB. Qué curioso, Milton. Ahora que lo dice, usted también parece argentino.

EFM. ¿Por?

JLB. Porque su patria es llevar la contraria.

EFM. Ah, ¿eso es lo argentino?

JLB. No.

EFM. Disculpe, Borges, ¿usted fuma?

JLB. No me serviría de nada, Milton. Voy a morirme igual. (...) -

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