El superhéroe, POR jOSEAN




El superhéroe.

El superhéroe.

Por Josean Martín Mancebo, escritor madrileño


ilustraciones tomadas a William Rios

UNA MAÑANA CUALQUIERA.

Abraza la taza con ambas manos sintiendo el calor en las palmas, notando, con deleite, como el vaho le acaricia la cara. Asomado al balcón mira como el mundo se pone en marcha, con la pereza del que no comparte la prisa que demuestra tener el resto de la humanidad. Se cree vigilando las oscuras y peligrosas calles desde la más alta azotea de Gothan City. El sol va ganando terreno y baña las fachadas de luz y de calor. Demasiada luz para ser Batman, piensa.
Pasea la vista por los tendederos; algunos caóticos, desordenados, como la dentadura de un viejo; otros elegantes, sobrios, como el teclado de un piano. Piensa en su madre, en su niñez, y su nariz tiene recuerdos de olor de ropa limpia, ropa recién tendida en un prado verde, mecida por mugidos de vaca… recuerdos de infancia, de días largos que se hacían cortos, de caricias en el pelo, de alpargatas y remiendos… y sin venir a cuento, se sorprende diciéndose: Que alegría se va a llevar la Micaela, por fin Miguelito va a aprobar el carné de conducir.
Despierta como de un trance con la frase colgándole de los labios y los ojos anclados en la terraza de la Micaela… ¿Cómo ha llegado a semejante conclusión? Ah… si, hace unos dos días se encontró en la panadería con la Micaela y le comento que el chico se examinaba por quinta vez del carné de conducir.

UN MISTERIO.
No había vuelto a acordarse de ello hasta que volvió a coincidir con la Micaela en la panadería… y Miguelito había aprobado el carné.
Ha estado dándole vueltas a la cabeza, intentando recordar el momento en el que se sorprendió vaticinando el aprobado de Miguelito… no, no fue una premonición o una sensación, fue algo distinto, como cuando dices que Madrid es la capital de España… una certeza. Pero… ¿cuándo adquirió esa certeza?
¡La terraza! Estaba mirando la terraza. Fue al mirar la terraza de la Micaela cuando supo que Miguelito aprobaría el carné. Va corriendo al balcón y se asoma. Mira a la terraza… una bombona de butano, una escalera de mano, unos geranios en sus macetas y… ropa tendida.

DESCUBRIMIENTO.
Ropa tendida. Recuerda haber estado mirando la ropa tendida, siempre le ha gustado fijarse en ella por los recuerdos que le despierta.
Recorre con la vista todos los tendederos que hay a su alcance y entonces se da cuenta, son como códigos de barras, todos tienen alguna información que descifrar… y él es el único capaz de hacerlo. Cuando termina con los tendederos que ve desde el balcón, sale a la calle y recorre el barrio llenándose los ojos de ropa tendida.
Regresa tarde a casa. Regresa exhausto. Regresa sabedor de los secretos de sus vecinos. Regresa en la creencia de que es un superhéroe… y que va a usar su superpoder para hacer el bien. Nunca le han gustado los cotillas. Él no quiere ser un supercotilla, simplemente quiere ayudar… a sus vecinos, a la humanidad.




EJERCIENDO DE SUPERHÉROE.
Se ha levantado más temprano de lo habitual. No ha pegado el ojo en toda la noche. Demasiada excitación como para poder dormir.
Nunca se lo había preguntado… ¿cómo duermen los superhéroes?
En ningún cómic o película se han preocupado por ello. Será por respeto. No sería serio ver, o peor aún oír, roncar a Superman… emitiría superronquidos que serían el hazmerreír de los supervillanos.
Se asoma al balcón con taza de café entre las manos, dispuesto a repetir el ritual de todos los días, pero con una diferencia: Hoy no se siente como un superhéroe… hoy es un superhéroe.
La mirada se detiene en una terraza. La taza se escurre de sus manos, estallando en el enlosado del balcón. No se mueve, los ojos están fijos en un tendedero, el sudor le perla la frente y un ligero temblor le sacude el labio inferior.
Es lo que estaba esperando… pero no sabe como actuar. Toma aire, se seca la frente con la palma de la mano. El temblor se niega a abandonar el labio. Tiene que tranquilizarse y pensar en lo que ha “leído” en el tendedero… no puede ocurrir antes de las ocho, la hora en que Mariano regresa del trabajo. Tiene bastante tiempo por delante como para poder trazar un plan. Recoge los restos del tazón y del café aprovechando para echar una segunda mirada de confirmación… sí, no hay duda.
Se da una larga ducha con agua muy caliente y logra recobrar la tranquilidad en todo su cuerpo. Se sienta en el sofá dándole vueltas a la cabeza… no, no puede llamar a la policía y contárselo, le tomarían por loco. Tiene que lograr estar en la casa, cuando Mariano llegue, para evitarlo. Es una suerte, por llamarlo de alguna manera, que sea Mariano, si hubiese sido uno de los vecinos nuevos habría sido más complicado.
Enciende la tele para que rompa el silencio de la casa y encuentra la solución. Están anunciando el partido de la selección que se jugará esta tarde a las ocho y media, y que se retransmite en directo por la primera.
Las horas han sido tan largas como días pero por fin llegó el momento. Pulsa el botón del telefonillo, responde Luisa:
_ ¿Si?
_ Luisa, soy Pepe.
_ Dime Pepe.
_ ¿Esta Mariano?
_ No, aún no ha llegado pero le debe faltar poco ¿Quieres algo?
_ Se me ha estropeado la tele y no puedo ver el partido de la selección y…
_ Sube y ya de paso te quedas a cenar.
Esta sentado en el tresillo pensando que todo es una equivocación. España gana por tres goles de diferencia y Mariano no para de gritar con las venas del cuello hinchadas y los ojos fuera de las orbitas… es innegable que está excitado, pero no es el tipo de excitación que lleva a un hombre al asesinato. Luisa está retirando los platos cuando pitan el final del partido. Pepe ya no tiene excusa para continuar en la casa y se levanta con la intención de regresar a la suya cuando se empiezan a oír voces y golpes.
_ Parece que viene de arriba – dice Mariano –
_ Serán los rumanos – contesta Luisa – y mirando a Pepe continúa: desde que llegaron el verano pasado tenemos bronca un día sí y otro también. A mí me da pena por la chica, se ve que es una pobre desgraciada. Hoy ha bajado a recoger un calcetín que se le había caído, al recoger la ropa, en nuestro tendedero y traía un ojo morado como un nazare…
No ha terminado de decirlo cuando se escucha un disparo.

LA CRISIS DE UN SUPERHÉROE
Un calcetín en el tendedero equivocado, un error de interpretación… y una muerte.
Un superhéroe no se precipita. Un superhéroe debe conocer sus poderes y sus limitaciones. Un superhéroe debe de ser infalible… como un dios, como Dios.
Lleva varios días sin salir de casa… sin asomarse al balcón.
Tiene miedo. Miedo de lo que pueda ver.
Lleva varios días sin asearse… sin hablar con nadie.
Tiene terror. Terror al mundo exterior.
Lleva varios días sin comer… sin dormir.
Tiene pánico. Pánico a volver a equivocarse.

COMO EL AVE FÉNIX.
Está sentado en el sofá, frente al televisor, sucio, desaliñado, con ojeras. Mira al frente sin ser consciente de lo que ponen en la tele… una película, un documental, un concurso, todo le da igual… ¿o no?… Spiderman… que casualidad, otro superhéroe… pero de ficción. Es fácil ser superhéroe de ficción… vuelan y saltan cientos de metros, desafiando la ley de la gravedad, la misma que ha precipitado un calcetín al vacío y a él al error. Tienen enemigos poderosos, de nombres sonoros y pegadizos, y no a un rumano desarraigado y celoso. Siempre salvan a los débiles… siempre. Y no cometen errores… Peter Parker deja escapar al atracador… y lo que parece una venganza, una pequeña venganza, se convierte en un gran error. Peter Parker nunca se podrá perdonar la muerte de su tío, pero no por ello desperdicia sus poderes, ese error le hace ser consciente de la verdadera dimensión de su responsabilidad.
Un superhéroe aprende de sus errores.

DE REGRESO AL MUNDO.
Lleva días sentándose en el mismo banco. Lleva días tomando notas en una vieja libreta que encontró en casa. Lleva días observando minuciosamente el mismo tendedero. Esta vez no habrá errores. Está todo pensado.
Toma una última nota y se dirige a la boca de metro más cercana, en busca de una lejana cabina telefónica y no precisamente para darle el mismo uso que Superman. Él sólo quiere hacer una llamada.

LLEGA EL ÉXITO.
Viene en las portadas de todos los periódicos. La policía detiene a banda terrorista armada que pretendía realizar un atentado de gran magnitud en los próximos días en un concurrido centro comercial de Madrid. El ministro del interior reconoce que la policía fue alertada por un informante anónimo y recuerda a los ciudadanos que la responsabilidad de acabar con la plaga del terrorismo es de todos y cada uno de los españoles y no sólo de las fuerzas de seguridad. Ante una sociedad unida, el terrorismo solo tiene una opción, la de la entrega de las armas y la disolución de sus comandos.

LA OTRA CARA DE LA MONEDA.
Recorta la noticia de varios periódicos que tiene sobre la mesa, y mientras la lavadora rompe el silencio matinal con las repetidas y sonoras vueltas del bombo, se entretiene pegando los recortes en un cuaderno que ha comprado esta misma mañana cuando ha bajado al quiosco de prensa. Una vez terminado el colage, vacía la lavadora y mientras tiende la ropa mecánicamente, piensa en su futuro… la próxima vez hará dos llamadas, una a la policía y otra a algún periódico de tirada nacional, y se identificara con un nombre apropiado para un superhéroe… Halcón… callejero… no, suena a serie de televisión de los 80, mejor el Águila… no, va a sonar a marca de cerveza… ya está, el Lince, suena bien y hace referencia a un animal autóctono al que de siempre se ha tenido por listo y hábil… El Lince pone a la policía en la pista del violador del Lucero… El Lince pone fin a los crímenes del asesino del llavero… El lince deja al descubierto la mayor red de prostitución ilegal de toda la historia… El lince se llama José Luis López Carreño y reside en el popular barrio de Aluche en el sur de Madrid… Aún no se sabe con certeza como Pepe el albañil, nombre por el que es conocido José Luis en su barrio, consigue la información que hace llegar a la policía y periódicos, pero se sospecha que pueda estar relacionado con los tendederos de ropa ya que los vecinos dicen haber visto a Pepe mirando fijamente la ropa tendida en las terrazas del barrio y tomando notas en una libreta... No le habían dado importancia al hecho debido a que Pepe estaba pasando por una mala racha tras la muerte de su madre el año pasado. Pepe, soltero y albañil retirado, vive en Aluche desde hace varios años y nunca ha dado muestras de un comportamiento que hiciese sospechar... confirmado, Pepe el albañil, tiene la extraña y exclusiva capacidad de interpretar el fututo de los dueños de la ropa que ve tendida. En rigurosa entrevista a este periódico, Pepe dice haber descubierto que poseía este “superpoder” meses atrás mientras tomaba el desayuno en el balcón de su domicilio en el madrileño barrio de Aluche. A Pepe le gusta considerarse un superhéroe y… ¿Un hombre que lee el futuro en los tendederos? ¿Nos toman por tontos? Ya cuesta creer que haya gente, gentuza más bien, que diga poder leer el futuro en unas cartas de tarot o en los posos del café, pero… ¿En la ropa tendida?... en mi modesta opinión, se trata de otra cortina de humo de este gobierno de titiriteros que pretende hacer olvidar a los españoles que vivimos una de las peores crisis de la historia de este país… Se dispara la compra de tendederos portátiles a consecuencia de lo que los proveedores de este producto han venido a denominar “Efecto Pepe el albañil”… No hay ropa tendida a la vista en las calles de Madrid… ¿Un superhéroe o un estafador?... Se han agotado las existencias de tendederos portátiles y la demanda sigue en aumento… Pepe el albañil hace una demostración pública con testigos de respetado prestigio entre los que se encontraban Sus Majestades los Reyes, el presidente del gobierno y el líder de la oposición, demostrando que no es un estafador como venían intentando hacernos creer determinados “periodistas” de cierta cadena radiofónica… la ausencia de ropa tendida en las calles de Madrid hace que Pepe el albañil no pueda usar sus poderes… Pepe el albañil se queja de ser marginado por sus vecinos, de los que dice que le miran como un bicho raro… “Ahora comprendo a Magneto, el villano de los X-Man… es difícil poner al servicio de la humanidad tus superpoderes cuando esta misma humanidad te considera un mutante en el sentido peyorativo de la palabra”… ¿Qué fue de Pepe el albañil? Tras unos meses de ardua polémica que le sitúo en primera plana de los diarios, el “superhéroe” de Aluche ha desaparecido de nuestras vidas, habiendo transcurrido ya un año sin que se le haya vuelto a nombrar y dejando como única consecuencia visible de sus “superpoderes” un Madrid sin ropa tendida en sus calles… Pepe el Albañil, famoso años atrás por sus poderes de interpretación del futuro en la ropa tendida ha sido encontrado muerto en su domicilio del madrileño barrio de Aluche. Los vecinos, que llevaban varios días notando un olor de putrefacción que salía de la casa de Pepe, avisaron a la policía que una vez realizadas las correspondientes diligencias entró en la casa del fallecido, encontrando su cadáver en estado de descomposición, colgando del techo donde al parecer había improvisado una horca con varias prendas de vestir atadas... Sólo ha pasado una semana desde la muerte de Pepe el albañil y las calles de Madrid han vuelto a recobrar su antigua imagen…

Sólo hay una manera de evitarlo. Dirá que fue accidentalmente, que al abrir la botella el líquido le cayó en los ojos. Echará de menos sus desayunos en el balcón mirando a la calle y ver la tele. La tele, buena compañera hasta en sus peores momentos. Siente ganas de ponerla por última vez, como despedida, da igual lo que estén echando, una película, un documental, un concurso… ¡un superhéroe!… ¿Daredevil?



Este cuento ha quedado finalista en la XXVI edición de “Los Cuentos de La Granja”

ilustraciOn de William RIos ilustraciones de William Rios

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