Pura del Prado



Ella decía


Dímelo un día: ¡Te amo!

¡Rompe con ese secreto!

¡Mira que son muchos años

queriéndonos desde lejos

!De sentir cómo tus ojos

resbalan sobre mi cuerpo

como una amarga codicia

en la jaula del respeto.

De ver que tiemblan tus labios

al saludarme correcto

y que se incendian tus manos

al tocarlas con mis dedos.

¡Ay, qué muralla el destino

que te veda darme un beso!

Y tú rastreando en mil bocas

el fantasma de mi fuego.

Porque andas obsesionado

por la pasión del recuerdo

como persiguen a un loco

los chiquillos de mi pueblo.

A veces te noto triste,

como a la puerta de un templo,

mirando el agua bendita

con ojos de sacrilegio.

Porque la vida nos lleva

por donde no lo queremos,

ya soy como una paloma

que se te quema por dentro.

Se abre una puerta en el aire

por donde cruza el anhelo

pero el destino la cierra

con sus barrotes de acero.

Tú sabes por qué te callas

y yo por qué me contengo

y el camino también sabe

el por qué de este misterio.

Por qué mi amor retrocede

como caballo con freno

y el tuyo es como una rosa

de angustia por el desierto.

Por qué tú nunca me llamas

ni yo voy a ti corriendo,

aunque un tumulto de penas

se nos rebela en el pecho.

Cuando me miran tus ojos

siento que el mundo está ardiendo,

pero podemos muy poco

contra las burlas del tiempo.

Es absurdo, es imposible,

ya ves cómo lo comprendo.

No tenemos horizonte,

no hay salida en el infierno.



Pura del Prado

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