el diferenciado,por José M. Fernández Pequeño

"Es más interesante (y más grato también) hablar con un estibador que con un intelectual", me dijo Joel James hace muchísimo tiempo, cuando todo empezaba. Por su comportamiento ante el mundo, los intelectuales pueden ser clasificados de muchas maneras, y algunos son de trato realmente engorroso (por ejemplo, el intelectual-vitrina, tan necesitado de la propia exposición). Pero ninguno tan pedante como el diferenciado, ese que se actúa a sí mismo todo el tiempo para dejar en claro cuán distinto es. Se identifica fácil por su cinismo irónico: mira cuanto le rodea como si estuviera sintiendo un implacable olor a mierda. Tan punzantes son sus maneras de proyectarse hacia los demás, que uno termina por preguntarse si el olor a mierda que lo mortifica no vendrá de su interior.

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