circunstancias poco claras

vintage postcard, circa 1910s




PORQUE ME QUISISTE

No canto sino porque me quisiste
en los años pasados.
Con el sol, con el presagio del verano,
y en la lluvia o la nieve
no canto sino porque me quisiste.

Sólo porque me tuviste entre tus brazos
una noche, y me besaste en la boca,
sólo por eso soy hermosa igual que un lirio abierto
y aún guarda el alma aquel escalofrío,
sólo porque me tuviste entre tus brazos.

Sólo porque tus ojos me miraron,
y el alma en tu mirada,
me ceñí con orgullo la más alta
corona de mi vida,
sólo porque tus ojos me miraron.

Sólo porque te fijaste en mí cuando pasaba
y yo en tus ojos vi pasar mi sombra
leve, como un sueño,
y jugar, y sufrir,
sólo porque te fijaste en mí cuando pasaba.

Porque, titubeando, me llamaste
y me tendiste las manos,
y en tus ojos traías el deslumbramiento
—un desbordado amor—,
porque, titubeando, me llamaste.

Sólo, sólo porque a ti te gustaba,
es porque mi andar sostenía su gracia,
como si me siguieras allá donde marchase,
como si pasaras por algún lugar cerca de mí.
Sólo, sólo porque a ti te gustaba.

Sólo porque me quisiste yo he nacido,
por eso sólo se me concedió la vida.
Y en esta vida triste, insatisfecha,
mi propia vida fue colmada.
Sólo porque me quisiste yo he nacido.

Tan sólo por tu amor inigualable
dispuso el alba rosas en mis manos.
Para alumbrar un instante tu camino
la noche pobló mis ojos con estrellas,
tan sólo por tu amor inigualable.

Sólo porque tan bellamente me quisiste
he vivido, para multiplicar
tus sueños, hermoso tú que has declinado,
y ahora dulcemente muero
sólo porque tan bellamente me quisiste.

“Fiesta”
A una fiesta me invitaron los camaradas.
No rehúso. ¡Iré para olvidar!
Me pondré mi vestido rojo
y de mi propia belleza tendré celos.
Al muerto que guardo en mi interior, con orgullo
y cariño, también lo llevaré del brazo.
Seré jovial y misteriosa;
seré una enviada de la Guadaña.
Los camaradas, condenados a muerte, aunque beban
vino en su fiesta, no se emborracharán.
Una maldición estará con ellos,
mas yo seré hermosa y no habrán de sospechar.
Después pedirán una canción, si acaso
esperan una pálida alegría;
pero mi canción será tan cierta
que quedarán confundidos y en silencio.




Maria Polydouri nació el 1 de abril de 1902, en Kalamata, Grecia. Fue compañera del poeta griego Kostas Karyotakis. Convertida en una leyenda en el mundo literario en Atenas en los inicios del siglo XX, puente entre la poesía anterior a la guerra de Karyotakis y la poesía de la posguerra de Yannis Ritsos. Su poesía cargada de sentimientos y tristeza, centra principalmente en el amor el motivo que inspira su poesía. Durante la que fue una estancia feliz en París, contrajo una tuberculosis, siendo tratada  en el hospital La Charité, en Paris,  y posteriormente en Atenas, en el sanatorio público Sotiría. Estaba ingresada en el  sanatorio cuando se enteró del suicidio de Karyotakis, y deseo seguirle… Murió el 29 de abril de 1930, a los  28 años; las circunstancias poco claras en las que se produjo su fallecimiento, hacen que se le catalogue entre los “poetas suicidas”.

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